Diversidad y
resistencia en el arte del Caribe colombiano
14 Salón Regional de Artistas Región Caribe, 2012
Un grupo de creadores jóvenes que declaran un
paro de artistas para protestar en contra de diversas problemáticas del arte y
la sociedad, un artista que arrastra una pesada canoa por una calle donde pasa
uno de los más caudalosos arroyos de Barranquilla, una casa tugurial de madera
construida dentro del Salón “decorada” totalmente en su interior con recortes
de revistas y los 170 m2 de una diversidad de personas dibujadas directamente
sobre las paredes de una sala (y que serán borradas al final del evento), son
algunas de las 19 propuestas artísticas que el público samario y de toda la
región Caribe podrá ver en el recién inaugurado Salón Regional de Artistas.
El Grupo Curatorial Atarraya, de la ciudad de
Santa Marta, estuvo a cargo de la realización del 14 Salón Regional de Artistas
Región Caribe 2011–2012, que está considerado como el evento expositivo más
importante de las artes visuales en el Caribe colombiano y que cuenta con la promoción
del Ministerio de Cultura de Colombia.
Los curadores, después de una larga
investigación, seleccionaron proyectos artísticos ejecutados por 14 artistas
individuales y 5 colectivos, prevenientes de todos los departamentos del
Caribe, para un total de 35 artistas participantes.
Los grupos de artistas seleccionados son:
Colectivo En Construcción de Barranquilla, Colectivo Octavo Plástico de
Cartagena, Mauricio Zequeda & Ronald Prado de Valledupar, Colectivo
Aguafuerte de Montería y el Colectivo Aguante de Gamarra.
En el Salón muestran sus obras los artistas Eduardo
Butrón de Magangué, Viviana Covelli de Santa Marta, Osby Cujia de Valledupar, Rafael
GómezBarros de Santa Marta, Lina M. Espinoza de Cartagena, Eduardo Fuentes de
La Guajira colombo-venezolana y Omar Mizar de Soledad.
También fueron seleccionados Manuel Páez
(Bocese) de San Andrés, Yussy Pupo de Barranquilla, José́ Luis Quesseps de
Sincelejo, John Quintero de Santa Marta, Milagros Rodríguez de Barranquilla, Esteban
Torres de Ciénaga y Cesar José́ Olano de Cartagena.
Como en cualquier Salón de arte contemporáneo,
en este Regional podemos observar una diversidad
de medios y modalidades artísticas como
intervenciones en el espacio público, fotografías digitales, esculturas,
medios electrónicos, instalaciones, pinturas y acciones performáticas.
Con el uso de
sintetizadores y otros dispositivos de procesamiento de sonidos, el Colectivo Octavo
Plástico, integrado por un artista plástico, una historiadora y un músico,
inundó el ambiente con una serie de sonidos y palabras amplificadas que van
recreando el paisaje caótico sonoro de las ventas de mercado en Cartagena.
Recorriendo la senda abierta por el destacado
artista caribeño, residenciado en Londres, Oswaldo Maciá, el colectivo
investiga las conformaciones que giran en torno a la producción de sonidos,
gritos, susurros, estallidos, musicalidades, ritmos y secuencias en el espacio
público de las ciudades del Caribe.
Con otra
serie de ritmos visuales, el artista samario Rafael Gómezbarros, que participó recientemente en la Bienal de La Habana,
presenta cuatro módulos de un metal reflectante a los cuales se adhieren 431
cucharas en cada uno, formando una modulación y multiplicación visual que alude
a las precarias condiciones alimenticias de gran mayoría de la población caribe
colombiana.
Enarbolando
la palabra que cuestiona, el gesto imponente, la proclama, la acción directa y
otros recursos movilizadores, el colectivo en Construcción llama a la gestación
de un paro de artistas, para llamar la atención sobre las nefastas relaciones
del arte con el mercado capitalista salvaje, la lividez del sistema artístico,
la misma “obra de arte” y la significación que el paro tendría para “resistir
la barbarie y la alienación rampante”.
La artista
Viviana Covelli traslada completa una casa de una familia campesina de la
vereda Tres Esquinas de El Difícil, con sus escasos muebles, hamacas y enseres,
la que ha sido completamente cubierta en sus paredes interiores con recortes de
revistas, en una especie de collage totalizador. Covelli busca propiciar una
reflexión sobre la emergencia de manifestaciones de una estética popular que
reclama espacio en la visualidad contemporánea.
También del
campo, el artista sucreño José Luis Quesseps extrae los materiales con los que
ejecuta su obra modular, consistente en 12 piezas de gran formato fabricadas
con boñiga de vaca, achiote y matarratón, entre otras substancias, a los que
les ha grabado con el mismo sello la palabra “Cowlombia”, aludiendo a las
condiciones de atraso, injusticia y barbarie que se manifiestan no solo en la
región Caribe, sino en todo el campo colombiano.
Sorprende la
apropiación que hacen de una gran sala los artistas Mauricio Zequeda (ganador
de Premio Botero) y Ronald Prado. Empleando muchos días, previos a la
inauguración, ellos se dedicaron a dibujar directamente sobre las paredes,
empleando grafito, carboncillo y lápices de colores, una multiplicidad de imágenes
que han sido enviadas a su sitio en Facebook por las personas que respondieron
la convocatoria. Los artistas las dibujan, luego las borran al finalizar el
salón, pero las vuelven a instalar interpretadas en la Red para continuar el
ciclo incesante de las imágenes en la visualidad contemporánea.
Igualmente,
utilizando la web (http://www.facebook.com/el.polizonte.9), Milagros Rodríguez crea su avatar y lo pone a viajar
por diversos lugares del mundo, como así lo demuestran las fotografías donde
aparece en lugares famosos. Un muñeco feo, hecho con materiales reciclados,
encarna el alter ego de la artista que así, curiosamente, puede vivir y
expresar lo que la agobiante realidad cotidiana no le permite, como le sucede a
millones de colombianos.
En el Salón
llama la atención un video donde se observa al artista Yussy Pupo halando una
pesadísima canoa en una calle del centro de Barranquilla, por donde irrumpe, en
época de lluvias, el caudaloso arroyo de la Paz. A pleno sol y descamisado,
este estudiante de Artes Plásticas de la Universidad del Atlántico, realiza una
tarea titánica de casi un kilómetro de recorrido, que al principio el
espectador no le ve la razón práctica, como en las acciones
“insubstanciales" de Francis Alÿs, pero al final se queda pensando sobre
la problemática de la parálisis del flujo artificial de la ciudad por el flujo
natural de los arroyos.
Otra canoa,
más pequeña y atiborrada de objetos domésticos o llevando una Inmaculada que
por cabeza ostenta un cráneo pelado de vaca, ponen a navegar por ciénagas o por
las calles inundadas de pueblos ribereños, los integrantes del colectivo
Aguante, en una constatación de originales prácticas culturales que nacen de
los estragos que causa el incontenible río Magdalena.
También del
río, pero en Magangué, Eduardo Butrón recoge miles de bolsas plásticas de agua
arrojadas por la incuria de los pobladores y construye un tejido que se asemeja
a los trasmallos de los pescadores, los que, paradójicamente, a veces se quejan
de la escasez de peces por la contaminación del río.
A estas
alturas del recorrido por el salón nos preguntamos: ¿Es el Salón un reflejo de
la gran diversidad cultural del Caribe colombiano? Se puede mirar como la
confluencia de una serie de visiones heterogéneas y hasta contrapuestas en el
campo del arte y la cultura? ¿Cuál es el objetivo de los curadores al presentar
obras tan disímiles en temáticas, medios, estéticas, técnicas e
intencionalidades? Las respuestas las podremos obtener haciendo un pausado
recorrido del Salón Regional o en las visitas guiadas que tienen programadas el equipo
de Atarraya conformado por Javier Mejía, que fue curador del Museo Bolivariano
de Santa Marta y del Museo del Caribe; Edwin Jimeno, artista samario ganador
del segundo premio en el Salón Nacional del año 2000; Jaider Orsini, artista visual y gestor cultural de Valledupar, y Stefannia
Doria, actual curadora del Museo Bolivariano.
Para
finalizar, ellos plantean que el salón tiene también un enfoque pedagógico que apunta
a la creación de una plataforma didáctica, la cual busca reunir estudiantes,
profesores, instituciones, adultos, jóvenes, niños, comunidades rurales, entre
otros, para facilitar -a través de la interpretación de la obra artística y/o
de la curaduría- el encuentro de saberes y experiencias.
Para ello, además de los
discursos especializados, proponen la realización de Laboratorios de
aprendizaje y estrategias de Formación de públicos, que persiguen democratizar
el acceso a la cultura y el arte, y sobre todo, facilitar las herramientas para
que el ciudadano del común pueda acercarse y apreciar en toda su dimensión lo
que proponen los artistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario