domingo, 5 de mayo de 2013

Tina Celis: El resurgir de una artista



Después de 20 años sumida en el silencio y apartada de las galerías de arte, la artista Tina Celis ha vuelto a exponer sus obras en Barranquilla. Antes de ese ocultamiento voluntario, a esta pintora bogotana todos la conocimos en una época como la compañera inseparable del artista Norman Mejía. Hoy resurge con renovados bríos presentando en la feria de arte La propia, de la Aduana, un conjunto de acrílicos sobre cartulina, donde plasma evocaciones de lugares y momentos de su vida.

Con un tratamiento neoexpresionista de las formas y con una paleta oscura, de gama baja, plasma imágenes muy particulares, casi sin referencias evidentes a otros artistas conocidos.
De ayer a hoy su estilo ha variado muy poco. Recuerdo muy bien que vi pinturas suyas en  la Galería Elida Lara en los primeros años de los ochenta. Eran piezas acromáticas, con unas formas expresionistas y unos espacios oníricos no exentos de desolación. Ya se daba a conocer de la mano de su Maestro y compañero Norman Mejía. 

Su primeras pinturas vieron por primera vez la luz pública en una exposición colectiva llamada Pequeño Formato en el año 81 y cuatro años después expuso individualmente en la prestigiosa galería de las Lara. Posteriormente, sus obras se mostraron en varios espacios de la ciudad y del país. Expuso en la Bienal de Bogotá, en el Museo La Tertulia de Cali y en varias galerías de los Estados Unidos cuando se traslado a vivir a New York y Miami.

Pero hay algo que me llama la atención en este resurgir de Tina Celis. Es evidente que conserva su estilo, pero la significación de sus motivos formales de seguro que ha tenido cambios. Sería sugestivo estudiar y profundizar en esas diferencias temáticas del ayer y del ahora. Develar ese tul secreto que tienen las obras de arte y más en el caso de Tina, porque su pintura proviene desde lo más recóndito de su ser. Su manera de pintar también contribuye a darle el sello enigmático que revisten sus pinturas. La artista va poco a poco estructurando las formas, sin un plan previo o por lo menos consciente, que van fluyendo, aflorando paulatinamente hasta definir con gran expresividad el cuadro.

Los recuerdos atesorados, las inquietudes subyacentes, las reflexiones sobre su existencia se trasladan a las composiciones de sus pinturas, pero no de manera directa o ilustrativa. Habría que escudriñar cuidadosamente e interpretar sutilmente que significa, por ejemplo, ese ser de tonos grises blanquecinos que levita en medio del espacio pictórico y pareciese que se escurriera tratando de salir del cuadro. Es una aparición o una fuga? Es una mujer que se vuelve idea o un pensamiento que adquiere forma femenina?

La artista me recibió en su taller y con una calidez y rebosada sensibilidad accedió a dialogar sobre esta nueva etapa de su vida.



¿Cuándo fue que dejaste de mostrar tu obra en público?
La última vez que expuse fue en el año 93 en una individual en Confamiliar, aquí en Barranquilla. Bueno, años después hubo otra exposición colectiva pero en Argentina, en el Centro La Recoleta, en Buenos Aires. En esa expusimos cinco artistas colombianos y un argentino, y participó Norman también. Esa sí fue la última.

¿Eso fue poco después de tu regreso al país?
Bueno, nosotros estuvimos ausentes de Colombia por cinco años y regresamos en enero del 92. El primer año lo pasamos Nueva York pintando cantidades, conociendo galerías, museos y todo fue maravilloso. Después nos ofrecieron un loft en la Florida, en South Beach, y en él permanecimos mucho tiempo. Allí quisimos montar un galería de arte pero no fue posible en ese momento. Cuando se sale al exterior como artista uno debe tener un respaldo en su país para que le vaya muy bien. Ni Norman ni yo sabíamos eso y fue muy difícil. Después de los cinco años por fuera, habíamos dejado todo abandonado aquí, entonces regresamos y empezamos a poner todo en orden, sobre todo en el terreno de Puerto Colombia donde había una casa que él construyo en el 69. Sin embargo, seguimos pintando bastante.

¿Qué nuevas condiciones se dan, qué sucesos confluyen para que Tina Celis después de 20 años vuelva a exhibir sus obras al público?
Ante todo tengo un compromiso como artista conmigo mismo y con Norman Mejía, porque él fue mi maestro, él me inicio en el mundo del arte, sin ninguna pretensión de parte de él ni mía. Un día él vio un dibujo mío y le gustó y me dijo que tenía talento y me señaló: mira ahí tienes todos los materiales, pinturas, pinceles, cartulinas; ponte a pintar lo que te salga. Cuando él regresaba, si le gustaba lo que yo hacía me decía: es una maravilla!, es buenísimo! Pero cuando no le gustaba me decía: eso es una porquería! borra eso y haz otro cuadro. Y cuando él veía que yo pintaba algo parecido a lo de él me decía: no, Tina, por ese camino no te metas porque tú tienes que encontrar tu propio lenguaje, encuéntrate a ti misma.

Podemos decir que es un resurgir de Tina Celis…
Bueno eso espero. Aunque eso no lo decido yo sino el público, cuando vea las ocho pinturas que expongo en la feria de arte de La Aduana.

Observo en lo que vas a presentar que pintas con una tendencia neoexpresionista, con una figuración muy libre, ¿qué diferencia existe entre estas obras y lo que hacías anteriormente?
Yo creo que ninguna. Yo siempre he pintado así, porque como decía Norman, yo tengo un solo estilo, y por eso él me decía: a ti te puede ir mejor que a mí, porque yo soy como siete pintores en uno. Sobre esto hay una anécdota maravillosa de Norman, cuando caminábamos por Lincoln Road, entramos a un anticuario y una señora nos dijo: oh! yo los he visto, tienen un estudio por aquí? Norman le dijo que sí, que teníamos un estudio en South Florida Art Center y la señora le preguntó qué pintas tú? Norman le comentó: muchas cosas porque yo soy como varios pintores en uno, y ella le dijo: ah! entonces no te has encontrado a ti mismo, a lo que Norman respondió: No, lo que pasa es que yo ya me he encontrado varias veces.

Puedo pensar, que has luchado para que tu obra no se parezca a la pintura de Norman.
No, no he tenido que luchar, la verdad, pero puede que haya influencias, creo que seguro que las hay, porque sería natural y válido. Imagínate, yo viví con él y lo vi pintar durante 32 años.

¿Por cuales otros artistas te has sentido atraída? 
Me encanta el pintor Kiefer y los neoexpresionistas alemanes. Recuerdo que en el Metropolitan de Nueva York vi una muestra llamada Berlin Art, que fue impresionante, maravillosa. También me gustan Munch, Basquiat y otros.

¿Qué temas estás desarrollando en tu pintura actual?
Bueno... No sé... Creo que son temas que afloran de mi vida, de la vida de Norman y mía. De recuerdos del terreno de Norman, en fin... Yo soy bogotana y cuando llegué a Barranquilla y conocí ese terreno, era enero, y los árboles estaban sin hojas, me impresionó mucho. Ahora, a mi no me gusta explicar mis cuadros, yo prefiero que el publico los descubra. Sigo pensando que un cuadro es un diálogo silencioso entre el pintor y el espectador. Lo que sí quiero decir es que yo no planifico mis cuadros... Yo pinto lo que va saliendo y a medida que voy haciendo gestos y manchas de colores van apareciendo formas que voy sacando y el cuadro se va desarrollando poco a poco. Hay cuadros que salen fácilmente y otros que tengo que luchar arduamente y al final, como decía Norman, sale el “milagrazo”.

Una pregunta obligada sobre el legado de Norman Mejía. A un año del fallecimiento del Maestro, ¿qué piensas hacer con su obra, que estás planeando sobre catalogación, conservación, exposiciones, investigaciones, difusión,  etc.?
Obviamente, he pensado en todo eso, pero por ahora no se puede hacer nada porque como tú sabes Norman y yo nunca nos casamos y primero hay que cumplir una serie de requisitos legales, como lo de mi reconocimiento como cónyuge supérstite, que todavía no se ha dado y por recomendación de mi abogado no se puede exhibir por ahora la obra de Norman. El Museo de Arte Moderno me propuso una exhibición de la obra de Norman para conmemorar el año de fallecido pero se aplazó, precisamente porque yo todavía no puedo disponer de esas obras. Se han hecho varios actos como muestra de vídeos, charlas y otros, pero no se mostraron su cuadros.

¿Qué intención tiene la artista Tina con estos cuadros que está exhibiendo nuevamente en Barranquilla? Qué deseas que el público capte o piense?
No, simplemente que me conozcan, porque a mi me conoce mi familia, me conocía Norman y nadie más. Y bueno, como todos somos un poco vanidosos, a veces a uno le gusta ver la impresión de la persona frente a la obra. Es divertido eso.

Me disculpas está pregunta: ¿Cómo ha sido la vida de Tina Celis sin Norman Mejía?
Muy difícil, muy difícil porque Norman y yo dependíamos el uno del otro. Nosotros vivíamos las 24 horas del día juntos. Y eso no quiere decir que estuviéramos así, pegaditos, no, pero sabíamos que mientras él estaba pintando en la casa y yo también estaba pintando o cocinando y a mí se me ocurría algo yo salía corriendo y se lo contaba y lo mismo hacía él conmigo, porque Norman era como el cascabelito de esta casa... y cuando el cascabel ya no suena... es muy difícil. Durante este año lo que he hecho es aprender a vivir sin Norman Mejía.

¿Cómo es ahora la rutina diaria en la vida de Tina Celis?
Ahora varía mucho porque tengo que atender varios asuntos. A veces duermo poco y oro mucho. Antes pintaba mucho más, era más disciplinada y me metía fácilmente en ese canal de la pintura que es como una meditación profunda y nada me sacaba de ahí. Te cuento una anécdota: Un día estaba pintando en un jardincito de la casa de Puerto Colombia y estaba tan concentrada profundamente, y de pronto sentí que algo me estaba perturbando y era un toche sobre mi cabeza en la rama de un árbol que me miraba y miraba lo que yo estaba haciendo y formó una algarabía con su canto que me sacó de mi concentración. Esa fue una experiencia maravillosa, divina. Ahora he retomado la pintura que había abandonado casi por completo y me cuesta más trabajo entrar en esa meditación profunda, dejarme llevar es más difícil ahora. Eso es lo que estoy notando, la gran diferencia entre el antes y un después.

Por último Tina, algo que quieras destacar de tu vida...
Lo que más quiero enfatizar es que la persona que soy ahora es gracias a Norman. Él fue muy generoso conmigo al haberme metido en este camino tan hermoso que es la pintura. Y ahora en adelante mi proyecto de vida es dedicarme a promover la obra de Norman y la mía. Es algo que debimos hacer juntos, pero ahora a mi me toca sola y espero estar a la altura de estos compromisos.

1 comentario:

  1. Tina fue muy afortunada como artista al poder compartir gran parte de su vida con el maestro Norman, ya que que este hombre tenia un estilo muy caracteristico que sin duda alguna tuvo que haber marcado las obras de Tina. Muy pocos artistas encuentran esa alma gemela que en realidad sirva como soporte, compañia, critica y mano derecha.

    ResponderEliminar