sábado, 10 de marzo de 2012

Todo está muy caro en el Caribe


En el mes de marzo el Caribe se pone Caro. En efecto, dos eventos importantes para las Artes Plásticas se darán en el Caribe colombiano relacionados con la obra del artista colombiano Antonio Caro. En Montería, en el Museo Zenú de Arte Contemporáneo, estará abierta una exposición que recoge un conjunto de las más importantes obras del artista y, en Barranquilla, será el lanzamiento del libro Antes de Cuiabá en el Museo de Arte Moderno, el jueves 15 a las 6:00 de la tarde.
Nacido en Bogotá (1950), el maestro Caro está considerado como el más importante artista conceptual de Colombia y uno de los más significativos de Latinoamérica. Desde su primera incursión en lo artístico, en el XXI Salón Nacional de 1970, donde presentó un busto de sal del presidente Carlos Lleras Restrepo dentro de una urna de cristal llena de agua que se rompió e inundó el piso del Museo Nacional, Caro ha mantenido la vigencia como artista produciendo una sólida obra conceptual que ha dejado huella en la historia del arte en Colombia.
El libro del Maestro Antonio Caro, con una diagramación muy personal y profusamente ilustrado, presenta imágenes y documentos de las principales obras del artista, especialmente de sus primeros periodos creativos. Los textos fueron cuidadosamente concebidos por el autor y aparecen escritos a mano, lo que nos recuerda el modo declarativo de muchas obras del conceptualismo. El diseño del libro, con el estilo de un libro de artista, es fiel a algunas de las características del proceso creativo de Caro, en lo concerniente a la propuesta conceptual, el uso de signo lingüístico y la síntesis formal. Con la firma del Maestro Caro y la numeración seriada el libro se admite como una obra artística y se convierte en una valiosa pieza para los coleccionistas.
Por otro lado, en el Muzac de Montería Caro presenta una selección de sus más importantes trabajos fechados desde 1972 hasta el año 2005, donde se destaca la obra “Colombia” (1976), que siempre la hemos visto como un grito visual serigráfico que contrasta el nombre del país, escrito con la tipografía blanca del logotipo de la transnacional Coca Cola, con un fondo rojo que, aunque queramos, no podemos desligarlo en su significación de la sangre y violencia que ha manchado a la nación colombiana durante muchas décadas. Ver el nombre de Colombia escrito con la tipografía de la empresa norteamericana, inmediatamente nos remite a la historia de dependencia económica y política que hemos mantenido con el poder imperial del norte.
Igualmente, se destacan trabajos tempranos en la producción de Caro como "Aquí no cabe el arte", "Todo está muy caro", “Homenaje a Manuel Quintín Lame” (una reproducción "in situ" de la icónica firma del sacrificado líder indígena caucano) y "Maíz", una serigrafía con base en una estampilla emitida en 1992 para los festejos del V Centenario, que alude al sometimiento histórico de las comunidades indígenas por los poderes políticos continentales.
También podrán verse obras más contemporáneas de este artista, como la instalación con monedas de diez pesos titulada “San Andrés, Providencia y Santa Catalina" y los trabajos de impresión digital "Achiote" y "La Gran Colombia". Algunas de las obras exhibidas pertenecen a la colección del Museo de Arte Moderno de Barranquilla, que fueron prestadas especialmente para la ocasión.
Es una valiosa oportunidad para el público del Caribe colombiano de poder apreciar las obras de este insigne artista conceptual, que desde sus primeros años de producción artística se destacó por su capacidad de síntesis formal conceptual, la aguda provocación política, su fresca y demoledora actitud crítica y su particular manera de cuestionar no solo el establecimiento socio-político, sino el mismo sistema validado del arte. Por ello, el curador adjunto de Arte Latinoamericano de la Tate Modern de Londres, el barranquillero José I. Roca, afirmó en su momento: “Caro ha sido figura central en el arte colombiano desde los setentas, paradójicamente desde una posición marginal (…) ha continuado su trabajo periférico a los discursos modernistas que animaron buena parte de la discusión del arte colombiano hasta fines de los ochentas”.