viernes, 25 de marzo de 2011

Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido

Una importantísima  exposición titulada Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido estará abierta al público en la Fundación Proa de Buenos Aires hasta el 19 de junio. Es la primera vez que se presenta en Argentina un panorama completo a través de 86 obras -dibujos, objetos, pinturas, esculturas e instalaciones- de la artista franco-norteamericana Louise Bourgeois, nacida en París en 1911 y fallecida recientemente, a los 98 años, en Nueva York.
La muestra vincula la obra de la artista con algunos de los conceptos más importantes del psicoanálisis. En palabras del curador Philip Larratt-Smith, es el modo en el que la artista encuentra “equivalentes plásticos” de “estados psicológicos”: “Todas las obras han sido elegidas para destacar la persistente presencia del psicoanálisis como fuerza inspiradora y espacio de exploración en su vida y su obra”.
Temáticas como la histeria, el fantasma del padre, ecos de la infancia, género y representación fálica, lo fisiológico, la dimensión onírica y el inconsciente, imaginario autobiográfico, el ser madre y otros están presentes en la exhibición que abarca 60 años de producción artística, en un recorrido integral de una de las artistas más destacadas, inclasificables y notables del siglo XX.
Oscilantes, los trabajos de Louise Bourgeois no persiguen una geometría única ni se adaptan al realismo. Por el contrario, activan un vocabulario personal y persiguen una función emotiva: “Mi trabajo es ocuparme del dolor”, escribe la artista.
La monumental y emblemática araña Mamá (1999), instalada en la explanada de la Fundación,  encabeza la exhibición. Gigante en su amenaza y enorme en su protección, Proa ubica en el espacio público de Buenos Aires una obra capital de Louise Bourgeois, como anteriormente se pudo observar en Londres, Tokio y París.
Con Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido, Proa vuelve a ofrecer la oportunidad de conocer la obra de una de las artistas emblemáticas del siglo XX. Louise Bourgeois convivió con los movimientos artísticos de su tiempo, profundizó el pensamiento radical de la época y tuvo las inquietudes que tuvieron muchos artistas. Sin embargo, su legado es irreductible a la línea de desarrollo de las corrientes estéticas y las vanguardias artísticas, porque Louise Bourgeois construyó un mundo propio.
Puedes bajar aquí  el catálogo de la exposición y el texto del curador.

martes, 15 de marzo de 2011

Thomas Hirschhorn: El compromiso y la implicación personal

En la  The Power Plant Contemporary Art Gallery de Toronto se inauguró el pasado viernes una de las más grandes y envolventes instalaciones de Thomas Hirschhorn (Berna, 1957) titulada Das Auge (El ojo). Seleccionado para representar a su Suiza natal en la Bienal de Venecia 2011, Hirschhorn es conocido por sus obras de arte en expansión que utilizan materiales de uso cotidiano, imágenes encontradas en los medios de comunicación, mapas y apasionados textos de graffiti, para atraer al público a pensar en forma activa en la política y la filosofía. Hirschhorn siempre ha estado interesado en la estética política - consignas, pancartas, fotos provocadoras- y en mover a la gente a pensar y actuar críticamente sobre el mundo.
Extendiéndose más allá del espacio de la galería, hasta un altillo construido especialmente, la ambiciosa Das Auge (El ojo) se basa en la imagen de un ojo que sólo ve el color rojo. Improvisado con cientos de diferentes elementos escultóricos, imágenes y textos, toda la puesta en escena está dominada por la yuxtaposición de rojo y blanco: las banderas de Canadá, Suiza y otros países; las venas en un ojo, sangre en la nieve. El artista ha escrito: "Das Auge no ve todo - pero ve todo lo que es de color rojo. Das Auge sólo ve el color rojo. Por lo tanto, sólo puede mostrar el rojo, que sólo puede nombrar a rojo, y sólo puede "ser" rojo”. Potente y contundente.
Thomas Hirschhorn reside en París. Entre 1978 y 1983 se forma como artista en la Schule für Gestaltung de Zurich. Su obra está concebida en función del espacio al que esté destinada: el museo, en el caso de sus esculturas; o la calle, en el de sus “altares”, “quioscos” y “monumentos”. Las referencias a la moda, el arte, la política y la filosofía, se entrelazan en su trabajo de manera paradójica. El compromiso y la implicación personal son medulares para Hirschhorn, que los lleva al terreno artístico a través de homenajes a sus artistas y escritores favoritos del siglo XX, como los "altares" que coloca en lugares públicos y poco frecuentados, homenajes efímeros que dedica a Spinoza (Ámsterdam, 1999), Deleuze (Avignon, 2000) o Bataille (Kassel, 2002).
Es muy conocido el proyecto Musée Précaire Albinet, que entre mayo y junio de 2004 Hirschhorn dio vida en unos bloques de viviendas de Auversvilliers, en las afueras de París, donde él mismo vive y trabaja. Bajo su dirección, un grupo de vecinos construyó una estructura de espacios multivalentes en los que se presentó la obra de ocho artistas clave del siglo XX: Duchamp, Malevitch, Mondrian, Le Corbusier, Léger, Dalí, Warhol y Beuys. Durante ocho semanas, cada una de las cuales se dedica a uno de los artistas, los vecinos y personas de otros lugares conviven en torno a la idea comunitaria de arte, en medio de conferencias, talleres de escritura, debates, juegos y fiestas.
El museo es "precario", sin climatización, sin vigilancia, sin departamento pedagógico; y "efímero", solo dura ocho semanas. Pero estas insolvencias se convierten en un activo con la idea de que un museo puede no conservar, ni archivar, ni siquiera "dinamizar culturalmente" al barrio, sino que existe sólo como empresa colectiva subvencionada por la institución arte. No muestra arte. Ni siquiera está dedicado específicamente al arte, sino que quiere cimentar la capacidad de gestión de los vecinos. El arte sólo es un apetitoso cebo, aunque con una diferencia sustancial respecto a las prácticas de "caza cultural" que quieren poner el arte "al alcance del público": no se trata de cazar al espectador, sino desearle una buena digestión del pedazo de queso. Una seducción, casi una trampa, pero sin engaño.

sábado, 12 de marzo de 2011

La máscara africana: potencial de reinvención dinámica

Se inauguró el pasado martes en el Museo Metropolitano de New York la exposición Reconfiguración de un Icono africano: Odas a las Máscaras de artistas modernos y contemporáneos de tres continentes, que reflexiona sobre la pertinencia actual de las máscaras africanas como fuente de inspiración para los artistas de todas las culturas contemporáneas. Es bueno recordar que en los primeros años del siglo pasado, la máscara africana, sobre todo la del Congo francés, fue muy importante para Picasso en la creación del lenguaje cubista.
Con 19 objetos y una fotografía, esta muestra sorprende por inusitadas esculturas creadas por los artistas contemporáneos Romuald Hazoumé (n. 1962) y Calixte Dakpogan (n. 1958), ambos de la República de Benin, a partir de los bienes consumidos y desechados por la sociedad. Sus obras son, conscientemente, una irónica referencia a sí mismos, por el hecho de que la máscara es la forma de expresión africana más conocida en Occidente.
Los objetos artísticos de Hazoumé, que incluye Ear Splitting,  1999, (CCAA, The Pigozzi Collection, Ginebra), son creados a partir de los jerricanes o recipientes de plástico para transportar carburantes, que manipula y complementa con una variedad de materiales de desecho. Estos recipientes son utilizados por las comunidades pobres de su país en la obtención del agua para el consumo familiar. El artista concibe sus "máscaras jerricán" como un homenaje a la tradiciones de la máscara de África Occidental. También funcionan, con un toque de humor, como retratos de la sociedad contemporánea de Benin, así como para reflexionar sobre la relación entre África y Occidente.
Por su lado, Dakpogan se basa en varios elementos dispares como el metal de los carros abandonados, CDs, peines y latas de refresco, como en su obra Heviosso, 2007, (CAAC, The Pigozzi Collection, Ginebra).  Descendiente de herreros de Porto-Novo, crea ingeniosas composiciones escultóricas que reflexionan sobre la larga historia de intercambios costeros de Benin, que han definido su política e historia religiosa. Dakpogan reflexiona sobre esta situación a través de una síntesis de gran inventiva de elementos inesperados, invocando la importancia de la máscara en lo que se refiere a la expresión regional y su centralidad a la historia canónica del arte.
Reconfiguración de un Icono africano: Odas a las Máscaras de artistas modernos y contemporáneos de tres continentes también incluye exploraciones de artistas norteamericanos en una variedad de medios para demostrar aún más el potencial de reinvención dinámica y composición abierta de la seminal "máscara".
El público podrá admirar la icónica fotografía Noire et Blanche de Man Ray (1890-1976), así como obras recientes de los influyentes escultores Lynda Benglis (n. 1941) y Willie Cole (n. 1955). Desde hace mucho tiempo, los intereses de Benglis en la escultura africana han sido la fuente de inspiración para una serie de máscaras de cristal, que ahora muestra por primera vez. Cole rinde homenaje a los géneros clásicos de las máscaras africanas a través de conjuntos de materiales humildes procedentes de su propio entorno, que le permiten reflejar su apego espiritual a la cultura material de África.