sábado, 6 de noviembre de 2010

Si no se puede crear, algo debe ser destruido

En el Museo Tinguely de Basilea se encuentra abierta la exposición Under Destruction donde participan veinte artistas contemporáneos de renombre internacional. La muestra examina el uso y el papel de la "destrucción" en el arte contemporáneo.
Cincuenta años después de la histórica obra Homenaje a Nueva York de Jean Tinguely (una gran máquina dotada de movimiento y ruidos que se autodestruyó a los 20 minutos), esta exposición propone una serie de enfoques alternativos para un tema tradicionalmente asociado con el espectacular e inherentemente trabajo orientado hacia la protesta de Jean Tinguely y otros artistas en los años 50 y 60.
Con la sentencia "Si no se puede crear, algo debe ser destruido", es como la crítica norteamericana Rosalind Krauss resume sucintamente la obra La parte maldita, 1949, del filósofo francés  Georges Bataille. Si bien esta frase, básicamente, puede describir el espíritu de anuencia con la destrucción, la exposición aumenta las expectativas que están normalmente relacionadas con un tema visto como perjudicial. No sólo explora los diversos modos de destrucción en el arte, sino también se ocupa de otros tópicos: la percepción de destruirlo todo, la fuerza generadora destructiva  de medio ambiente, el memento mori,  la precipitación de los consumidores, hasta una forma de destrucción poética.
La exposición, predominantemente cinética, gravita en un verdadero entretenimiento donde gran parte de las obras revelan sus mecanismos en tiempo real para el espectador. La naturaleza sorprendentemente espectacular de algunas obras se complementa con un sentido inesperado para la sutileza y la quietud en otros trabajos, revelando la rica diversidad de la destrucción en el arte contemporáneo.
Como ejemplo de lo dicho está el video San Frigo, 1996,  de Jimmie Durham. El humor siempre ha sido un componente clave para su trabajo, y ciertamente se puede apreciar al comenzar su rutina diaria, durante diez días, lanzando piedras a su nevera durante una hora. Esta pieza habla de la destrucción como un ritual diario. A fuerza de este acto repetitivo e iconoclasta, Durham fue capaz de certificar una tendencia destructiva como una forma de afirmación.
Te invito a ver el siguiente video sobre la muestra, donde podrás observar algunas obras en movimiento:

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