La reconocida artista Mona Hatoum (Beirut, 1952) ha recibido el Premio Käthe Kollwitz otorgado por la Academia de las Artes de Berlín en reconocimiento a la producción multifacética de su trabajo artístico, en la que el cuerpo humano, atrapado entre la violencia, el poder y la vulnerabilidad, es una preocupación central.
A raíz de este premio, concedido anualmente a un artista visual y valorado en 12.000 euros, la Academia exhibirá una selección de obras de la artista en los locales Pariser Platz, desde hoy hasta el 5 de septiembre de 2010.
La exposición incluye la conocida videoinstalación Garganta Profunda (1996) y otras obras como Bajón de Corriente –rojo– (2008), Electrificada III (2010) y Paravent (2008). Durante la Noche Larga de los Museos, el 28 de agosto, será proyectado el vídeo Measures of Distance (1988).
Nacida en el Líbano de padres palestinos, la artista ha vivido en Londres desde 1975 y también en Berlín desde que recibió la beca del DAAD en 2003. Desde la década de 1980 su obra ha sido expuesta en prestigiosos museos de todo el mundo y aparece en numerosas exposiciones internacionales, incluyendo la Bienal de Venecia y la Documenta de Kassel. En mayo de 2010, Mona Hatoum fue elegida como miembro de la Akademie der Künste.
Desde sus primeras acciones, como Roadworks (1985), Mona Hatoum ha articulado un tipo de práctica artística con un vocabulario formal que parte del minimalismo y del arte conceptual. En Roadworks, Hatoum recorre descalza las calles de un barrio marginal con un par de pesadas botas Doc Marten’s atadas a los tobillos. Sus pies se muestran desnudos e indefensos, frente a las poderosas botas tradicionalmente usadas por la policía o por los “cabezas rapadas”. La artista se presenta a sí misma como “una persona marginal que cuestiona el sistema, intentando hacer evidente su violento funcionamiento estructural”, en un performance en el que el mismo gesto de caminar es dificultoso.
La artista, que creció en Beirut, a menudo involucra en su trabajo las preocupaciones políticas y las experiencias personales derivadas de sus raíces en el Oriente Medio, así como de sus 35 años de vivir en Europa Occidental.
Desde la década de 1990 sus propuestas artísticas se han deslizado cada vez más hacia las instalaciones, que exploran e interpretan los contextos espaciales y alientan la participación activa del espectador. La interacción es un aspecto importante en su trabajo, inclinado a investigar los diferentes estadios de la experiencia estética. Es muy recordada su Videoinstalación Cuerpo Extraño (1994), donde el público puede observar las imágenes resultantes del “viaje” de una cámara endoscópica que penetra por los orificios del cuerpo de la artista y recorre sus conductos internos.
Hatoum recurre a un repertorio de formas y materiales que abarca no sólo la fotografía y el vídeo, sino también muebles, objetos cotidianos, utensilios de cocina y materiales muy diversos como el cabello humano, textiles, acero, productos de imprenta, bombillas e incluso plantas. El empleo de objetos cotidianos es atractivo y a la vez familiar para el espectador y, al mismo tiempo, muy inquietante ya que estos objetos han sido transformados en esculturas extrañas y amenazantes.
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