Hasta el 17 de mayo se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York la exposición William Kentridge: Cinco Temáticas, que presenta más de 75 obras de las cinco series más importantes que el artista ha realizado desde la década de 1980. Kentridge es un artista muy versátil cuya obra combina lo político con lo poético. Tratando temas que motivan a la reflexión como el apartheid, el colonialismo y el totalitarismo, su trabajo está a menudo impregnado de ensueño, tintes de comedia lírica o toques de autocrítica que hacen que sus mensajes tengan atracción y un gran alcance.
Kentridge es quizás mejor conocido por sus películas de dibujos animados que el artista llama "los dibujos de proyección" que están realizadas con base en secuencias de dibujos al carboncillo hechos a mano y trabajados cuadro por cuadro en una labor muy minuciosa (una semana de dibujos intensivos equivalen a 40 segundos de película). En estas extrañas y melancólicas historias se reflejan los recuerdos obsesivos del apartheid y el trauma del holocausto. Se intuye un parentesco con la obra de Max Beckmann, pero sus numerosos hilos narrativos no permiten una interpretación unilateral.
Nacido en Johannesburgo en 1955, creció bajo el manto corrosivo del apartheid como hijo de dos abogados que fueron destacados opositores al sistema. Aunque estudió arte, trabajó primero en el teatro, como escritor, director, escenógrafo, titiritero y actor.
El arte de Kentridge aborda temas políticos y sociales inspirados en su Sudáfrica natal a través de narrativas de la historia y personajes de ficción. Uno de sus más conocidas series se centra en un empresario de ficción llamado Soho Eckstein y su alter ego Félix Teitlebaum, otro es inspirado en las audiencias de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica de mediados de los años 90. Recientemente su trabajo se ha ampliado desde el contexto de Sudáfrica a las historias más universales.
El despegar de su arte le llegó a finales de la década de los ochenta. En un momento en que neo-expresionistas como Anselm Kiefer y Jörg Immendorff agitaban los fantasmas del nazismo, Willliam Kentridge ideó su método de los carboncillos animados –una especie de neo-expresionismo cinematográfico– y apuntó al apartheid. Entre 1989 y 2003 hizo una serie de nueve cortometrajes que finalmente se reunieron bajo el título 9 Dibujos para la proyección. La sexta de estas películas, Historia de la demanda principal, 1996, es una reflexión sobre la responsabilidad individual y colectiva, sobre la latente falta de conciencia frente a antiguas injusticias. Fue seleccionada para la Documenta X y consolidó a William Kentridge como una de las grandes figuras en el campo internacional del arte.
Entra a la página multimedia del Moma para que veas algunos de los cortometrajes del artista.
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