Dos importantes exposiciones individuales que utilizan material vegetal vivo se están exhibiendo actualmente en España. Con temáticas e intencionalidades diferentes, están muestras presentan formas poco usuales de plantear una obra artística. Lo efímero, la existencia frágil, lo tecnológico, las distopías y otras connotaciones se evidencian en estas propuestas.
El artista mexicano Gilberto Esparza (Aguascalientes, 1975) exhibe Plantas Nómadas, una metáfora de la condición humana alienada y del impacto que genera su actividad en la naturaleza. La muestra permanecerá abierta hasta el 7 de junio en el Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón.
Plantas Nómadas es una especie vegetal bio-robótica, formada por plantas y microorganismos que vive dentro del cuerpo de una máquina de manera simbiótica. Su sistema locomotor y electrónico las hace capaces de desplazarse en busca de alimento en las aguas contaminadas para automantener tanto la parte tecnológica, como la parte orgánica de su propio sistema. Este proceso se realiza a través de celdas de combustión microbianas. Los ciclos de vida de estos robots están “programados” para generar comportamientos autónomos, al tiempo que restauran los daños causados por el hombre en la naturaleza.
La obra es fruto de una investigación que quiere generar reflexiones críticas sobre la ambigüedad de la fuerza que detenta la tecnología, tanto como herramienta para la manipulación y la destrucción o por su potencial de transformar el actual orden del mundo en otro mejor. La instalación incluye además de estas especies bio-róbóticas, fotos y el documental del proceso de investigación, el vídeo realizado por Gilberto Esparza cuando probaba el funcionamiento de estos robots en el mexicano río Santiago, en Jalisco, y la pagina web.
Según Gilberto Esparza, “estas plantas no echan raíces directamente en la tierra, viven en desarraigo del suelo porque no hacen contacto con el mismo y, precisamente, esa condición les permite su subsistencia. Las Plantas Nómadas son una especie vegetal desplazada de su tierra, cuya constitución es producto de procesos alienantes que les han forzado a adaptarse a nuevas circunstancias. Su condición de nómada les permite buscar su alimento y es posible por su naturaleza híbrida orgánica y robótica”. Esta podría ser una descripción del futuro que le espera a la humanidad.
Por su lado, el artista Pierre Huyghe (París, 1962) ha plantado un gigantesco jardín en el interior del Palacio de Cristal del parque del Retiro en Madrid. El proyecto consiste en la colocación en círculo de diferentes especies vegetales vinculadas a distintas festividades y celebraciones populares de todo el mundo. Huyghe ha ido colocando plantas, característica de una determinada época del año, en círculo, favoreciendo así una lectura a modo de reloj, que evoca la sucesión cíclica de los días, meses y estaciones. La enorme jardinera colocada en el centro del Palacio aparece dividida en doce espacios; cada uno correspondiente a un mes del año. Palmeras, ciruelos, jazmines, rosas, dalias, bambúes, o abetos marcan las diferentes estaciones y conviven en un mismo espacio y tiempo. En este proyecto el artista revisa la relación entre naturaleza y tradición, entre mito y festividad.
Se trata de una instalación titulada La estación de las fiestas, expresamente creada por encargo del Museo Reina Sofía. Las plantas evocan fiestas y celebraciones familiares: Navidad, San Valentín, Halloween, pero sobre todo, llaman la atención sobre el consumismo desatado en todo el mundo a propósito de estas fiestas.
El mensaje del artista es radical: "Se trata de contemplar cómo se pudren todas estas plantas, lo mismo que quiero que se pudran todas esas falsas fiestas puramente consumistas". Las plantas están colocadas en círculo. Cada especie vegetal evoca una estación del año, de forma que el espectador se vea inmerso en una sucesión de las estaciones del año, de sus meses y de sus días. Una colección de dibujos documenta el proceso de creación de la instalación.
La obra de Huyghe está a caballo entre la jardinería, la arquitectura, la escultura y el performance. El artista quiere que el espectador relacione las flores con los mitos y las fiestas. El espectáculo visual es sorprendentemente llamativo. El cristal de las paredes del palacio hace que la instalación parezca prolongarse entre la tupida arboleda del Retiro.
El artista explica su obra recordando que las fiestas tienen un origen pagano, aunque posteriormente fueron asimiladas por las religiones y actualmente son puros eventos socioeconómicos controlados por las grandes empresas comerciales. "Para mí –explica Huyghe– es como vivir una dramática danza sin fin. Es una ordenación del tiempo marcada por el capitalismo".
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